miércoles, 30 de agosto de 2017

Debate sobre arte Erótico y Pornografía

Algunos elementos
“Tiemblo cuando la gente llama pornografía a lo que le parece demasiado real”. Joyce Greller, the East Village Other, New York, diciembre 15, 1966
 “El propósito del arte es disparar la imaginación. El de la pornografía, mantener la atención anclada en la carne.  En el momento en que la imaginación entra en juego, la pornografía se convierte en imposible.” – Anthony Burgess

“La pornografía es el lenguaje masivo que inunda los sentidos.  Es exceso contra lo establecido y de alguna manera, rebelión contra las censuras. un desborde de la imagen, dominio de lo genital en donde quien ve, es seducido/a por lo obsceno pero también por lo prohibido.  La imagen del sexo masculino y femenino se vuelve juego que repite e insiste en lo real del sexo.

arte erótico jorge Marin artista colombiano
Pornografía es un producto de consumo masivo orientado a la estimulación sexual de quien lo recibe, según una lectura tradicional.  Según otra lectura, la pornografía es el arte de los pobres, “y como se supone que los pobres son pobres materialmente, pero también de espíritu, la pornografía apela siempre a una imaginería ramplona y monótona, (…).  Del mismo modo que la televisión ofrece imágenes pobres para un público concebido como uniformemente pobre, al menos en lo que se refiere a sus capacidades intelectuales, la pornografía (cuyo desarrollo, no hay que olvidarlo, es paralelo al de los géneros televisivos) ofrece imágenes pobres para un público concebido como libidinalmente pobre.” – Flavia Puppo, Mercado de Deseos.
Lo íntimo se vuelve obsceno en una sala de cine, en una revista, en un teatro.  Lo pornográfico es un territorio de interdictos expuestos al público por una cámara, por un ojo artificial que cuenta y descubre lo que todos sabemos pero temíamos exponer.

Según el checo Ian Mukarovsky, solamente el predominio de la función estética asegura la permanencia de los objetos o los fenómenos al dominio estético denominado erotismo.  “Este predominio jamás es estable; puede cambiar de valor, confundirse con la norma estética existente y ya no ser percibido como dominante: otras funciones (practicas o instrumentales) pueden entonces prevalecer, y el objeto o el fenómeno pierde provisoriamente su función estética(…).  El principio de placer descansa sobre cambios ambiguos en los que el sentido y la significación son suficientes e inacabados.  Milan Chumsky, Esthéticité, érotisme et pornographie, Revue d’ Esthétique, Paris 1978

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